Las personas tienden a almacenar sus recuerdos y sus pertenencias importantes en cajas o archivadores y utilizan toda clase de objetos.
Los objetos que se pueden ver y tocar siempre han formado parte de la vida cotidiana y, aunque todavía siguen siendo piezas que se usan, en algunos casos están siendo substituidos por el mundo digital. La popularización de Internet y la ingeniería en las redes físicas e inalámbricas ha incentivado en el diseño de nuevas formas de almacenar y acceder a datos de forma remota, adaptándose a las nuevas necesidades de consumidores y profesionales, en constante movimiento y con la imperativa necesidad de acceder a sus “pertenencias” desde cualquier lugar provisto de una conexión a Internet: en la segunda década del siglo XXI se acotó la idea de la Nube (the cloud, en inglés).
¿Qué es la Nube? Es un espacio virtual, de uso individual o compartido, donde alojar archivos de todo tipo destinados a un sinfín de necesidades de carácter personal o profesional. La nube viene a ser substituto o complemento de los medios tradicionales para almacenar y compartir información. La importancia de la nube ha ido adquiriendo fuerza y relevancia a medida que las personas han tomado conciencia de la necesidad de guardar datos personales de una manera segura, compartir contenido digital de forma rápida e instantánea, y al tiempo que los soportes “físicos” han sido menos accesible o limitados en sus capacidades de manejo de archivos. El uso de la nube se ha convertido en un medio más factible para compartir archivos sin necesidad de contacto físico entre
las personas: aunque parezca una contradicción, la nube es una solución de
almacenamiento en Red muy social, tanto que incluso proveedores como Dropbox se han integrado totalmente en Facebook, la red social por excelencia.
SUS BENEFICIOS SON LOS SIGUIENTES:
1. Se integra con facilidad y rapidez con el resto de las aplicaciones empresariales.
2. Se prestan servicios a nivel mundial proporcionando mayor capacidad,
copias de seguridad y la reducción al mínimo de los tiempos de inactividad.
3. Requiere una mínima inversión e infraestructura ya que solo es necesario contar con una plataforma en la nube y no hay que instalar ningún software.
4. Se actualiza automáticamente.
5. La aplicación elegida suele estar disponible para trabajar en horas o días.
6. Favorece el uso eficiente de energía.